Recuerdos de Acevedo Huila "BLOG CULTURAL" Editor: Edgar Mora Cuéllar
Bienvenidos !!!
Este Blog personal (Recuerdos de Acevedo Huila) "NO" representa ninguna INSTITUCIÓN ESTATAL O PRIVADA y su autor es AUTONOMO de elegir libremente el contenido como de publicar colaboraciones de sus visitantes o amigos. (sin ánimo de lucro)
lunes, julio 19, 2010
Palabras de la Ministra de Cultura de Colombia, para evento en Acevedo, Huila
Palabras de la Ministra de Cultura de Colombia, Paula Marcela Moreno Zapata, para evento en Acevedo, Huila
Publicado el 19 de Julio, 2010 en Opinion (Web del Ministerio de Cultura)
http://www.mincultura.gov.co/bicentenario/?p=3159
JOSÉ ACEVEDO Y GÓMEZ
El Tribuno del Pueblo, así llamado porque su oratoria fue decisiva para mantener animada a la multitud que el 20 de julio de 1810 se había reunido en la Plaza Mayor de Santafé pidiendo Cabildo Abierto, bien puede representar el valor de la palabra en el nacimiento de nuestra República.
Acevedo y Gómez fue escuchado por la multitud y por los criollos reunidos en el Cabildo de la ciudad; lo escuchó igualmente el Virrey y las otras autoridades realistas presentes en Santafé. El habló y su palabra fue oída con atención pues dijo lo que requería ser expresado con claridad: los americanos tenían derecho a ser autónomos, era legítimo que decidieran el futuro por sí mismos, debían respetar la autoridad del rey pero limitando su poder absoluto, y debían ser representados de manera genuina por diputados elegidos entre los miembros de sus propias comunidades. Fue mediante su palabra que se propuso a la multitud los miembros de la Junta de Gobierno a la que se quería dar forma y fue su palabra, convertida en escritura, la que se recogió en el Acta de lo sucedido esa noche y que hoy llamamos de Independencia.
Este hombre, la palabra, nació en Charalá en 1773. Muy joven presenció los sucesos de la rebelión de Los Comuneros y con seguridad siguió con atención el curso del juicio que se siguió contra los conjurados de 1794, hechos de los cuales salió prisionero Antonio Nariño rumbo a España. Se convirtió en comerciante y acumuló fortuna en estas actividades, lo cual pudo complementar con su afición por la lectura de los clásicos greco-romanos y españoles, libros que guardó en su biblioteca personal. Exitoso en los negociosos y hombre ilustrado, Acevedo y Gómez ganó la confianza de sus contemporáneos. Ellos lo eligieron Procurador de Santafé, esto es, defensor de los derechos de los habitantes de la ciudad; y luego, en 1808, adquirió el rango de Regidor Perpetuo del Cabildo de Santafé. Como tal expresó al Virrey Amar en septiembre de 1809 la conveniencia de organizar en Santafé una Junta de Gobierno, lo que lo convirtió en peligroso para las autoridades españolas.
En sus palabras se escuchó en múltiples ocasiones que si no se organizaba una Junta de Gobierno en la ciudad la autoridad del rey se vería amenazada por el peligro que representaba para la estabilidad del reino la posible disolución de la Junta de Sevilla. Así lo dijo en varias cartas a familiares y conocidos, así lo expresó en las reuniones políticas que se llevaban a cabo en la ciudad, así lo debió explicar la noche del 19 de julio de 1810 cuando reunidos en el Observatorio Astronómico decidieron lo que debía hacerse al día siguiente con el fin de organizar la tan ansiada Junta de Gobierno.
Y así se hizo. Ese viernes 20 de julio, desde el atardecer y hasta altas horas de la noche, reunidos en la sala del Cabildo conformaron la junta y le dieron forma a un gobierno que aunque provisional es el germen de nuestra República. Esto le costó la vida. Años más tarde, en 1817, queriendo salvarse pues estaba condenado por el sólo hecho de querer ser libre y vivir en calidad de tal, salió de la ciudad hacia las montañas de los Andaquíes donde murió. Pero su palabra quedó: la contiene el Acta de Independencia, su legado y testamento político. En ella se dispuso que se “deposite en toda la Junta el Gobierno Supremo de este Reino interinamente, mientras la misma Junta forma la Constitución que afiance la felicidad pública, contando con las nobles Provincias, a las que en el instante se les pedirán sus Diputados, firmando este Cuerpo el reglamento para las elecciones en dichas Provincias, y tanto éste como la Constitución de Gobierno deberán formarse sobre las bases de libertad e independencia respectiva de ellas, ligadas únicamente por un sistema federativo, cuya representación deberá residir en esta capital, para que vele por la seguridad de la Nueva Granada, que protesta no abdicar los derechos imprescindibles de la soberanía del pueblo a otra persona que a la de su augusto y desgraciado Monarca don Fernando VII, siempre que venga a reinar entre nosotros, quedando por ahora sujeto este nuevo Gobierno a la Superior Junta de Regencia, ínterin exista en la Península, y sobre la Constitución que le dé el pueblo.
Su palabra todavía no contempla la Independencia, la que luego incluirá y hará realidad pues firmó la declaración de Independencia Absoluta de España de la república de Tunja en 1813, pero ya en esa acta de 1810 expresa sin equívocos que la autonomía de los pueblos es el fundamento de la libertad. Sus palabras no podían ser más claras: la República es la condición de la Independencia.
----------
Publicado el 19 de Julio, 2010 en Opinion (Web del Ministerio de Cultura)
http://www.mincultura.gov.co/bicentenario/?p=3159
JOSÉ ACEVEDO Y GÓMEZ
El Tribuno del Pueblo, así llamado porque su oratoria fue decisiva para mantener animada a la multitud que el 20 de julio de 1810 se había reunido en la Plaza Mayor de Santafé pidiendo Cabildo Abierto, bien puede representar el valor de la palabra en el nacimiento de nuestra República.
Acevedo y Gómez fue escuchado por la multitud y por los criollos reunidos en el Cabildo de la ciudad; lo escuchó igualmente el Virrey y las otras autoridades realistas presentes en Santafé. El habló y su palabra fue oída con atención pues dijo lo que requería ser expresado con claridad: los americanos tenían derecho a ser autónomos, era legítimo que decidieran el futuro por sí mismos, debían respetar la autoridad del rey pero limitando su poder absoluto, y debían ser representados de manera genuina por diputados elegidos entre los miembros de sus propias comunidades. Fue mediante su palabra que se propuso a la multitud los miembros de la Junta de Gobierno a la que se quería dar forma y fue su palabra, convertida en escritura, la que se recogió en el Acta de lo sucedido esa noche y que hoy llamamos de Independencia.
Este hombre, la palabra, nació en Charalá en 1773. Muy joven presenció los sucesos de la rebelión de Los Comuneros y con seguridad siguió con atención el curso del juicio que se siguió contra los conjurados de 1794, hechos de los cuales salió prisionero Antonio Nariño rumbo a España. Se convirtió en comerciante y acumuló fortuna en estas actividades, lo cual pudo complementar con su afición por la lectura de los clásicos greco-romanos y españoles, libros que guardó en su biblioteca personal. Exitoso en los negociosos y hombre ilustrado, Acevedo y Gómez ganó la confianza de sus contemporáneos. Ellos lo eligieron Procurador de Santafé, esto es, defensor de los derechos de los habitantes de la ciudad; y luego, en 1808, adquirió el rango de Regidor Perpetuo del Cabildo de Santafé. Como tal expresó al Virrey Amar en septiembre de 1809 la conveniencia de organizar en Santafé una Junta de Gobierno, lo que lo convirtió en peligroso para las autoridades españolas.
En sus palabras se escuchó en múltiples ocasiones que si no se organizaba una Junta de Gobierno en la ciudad la autoridad del rey se vería amenazada por el peligro que representaba para la estabilidad del reino la posible disolución de la Junta de Sevilla. Así lo dijo en varias cartas a familiares y conocidos, así lo expresó en las reuniones políticas que se llevaban a cabo en la ciudad, así lo debió explicar la noche del 19 de julio de 1810 cuando reunidos en el Observatorio Astronómico decidieron lo que debía hacerse al día siguiente con el fin de organizar la tan ansiada Junta de Gobierno.
Y así se hizo. Ese viernes 20 de julio, desde el atardecer y hasta altas horas de la noche, reunidos en la sala del Cabildo conformaron la junta y le dieron forma a un gobierno que aunque provisional es el germen de nuestra República. Esto le costó la vida. Años más tarde, en 1817, queriendo salvarse pues estaba condenado por el sólo hecho de querer ser libre y vivir en calidad de tal, salió de la ciudad hacia las montañas de los Andaquíes donde murió. Pero su palabra quedó: la contiene el Acta de Independencia, su legado y testamento político. En ella se dispuso que se “deposite en toda la Junta el Gobierno Supremo de este Reino interinamente, mientras la misma Junta forma la Constitución que afiance la felicidad pública, contando con las nobles Provincias, a las que en el instante se les pedirán sus Diputados, firmando este Cuerpo el reglamento para las elecciones en dichas Provincias, y tanto éste como la Constitución de Gobierno deberán formarse sobre las bases de libertad e independencia respectiva de ellas, ligadas únicamente por un sistema federativo, cuya representación deberá residir en esta capital, para que vele por la seguridad de la Nueva Granada, que protesta no abdicar los derechos imprescindibles de la soberanía del pueblo a otra persona que a la de su augusto y desgraciado Monarca don Fernando VII, siempre que venga a reinar entre nosotros, quedando por ahora sujeto este nuevo Gobierno a la Superior Junta de Regencia, ínterin exista en la Península, y sobre la Constitución que le dé el pueblo.
Su palabra todavía no contempla la Independencia, la que luego incluirá y hará realidad pues firmó la declaración de Independencia Absoluta de España de la república de Tunja en 1813, pero ya en esa acta de 1810 expresa sin equívocos que la autonomía de los pueblos es el fundamento de la libertad. Sus palabras no podían ser más claras: la República es la condición de la Independencia.
----------
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
FRAGMENTO DE UNA PINTURA
SCOUTS
BACHILLERES 1973 - COLEGIO NACIONAL SIMON BOLIVAR DE GARZON HUILA
Murio hace 40 años
Poemas de Joaquín Peña Gutiérrez
compañero asesinado cuando
empedraba las frágiles paredes
de esta noche que por ahora
es nuestra patria.
I
Ellos
compañero
siembran nuestra esperanza
cada vez que entierran nuestras vidas
Ellos
compañero
siembran nuestro mañana
sellándonos ahora la mirada
Esta, compañero
nuestra disculpa a una muerte
y la justificación de una vida
Ellos
compañero
necesitan transitar nuestras avenidas
con sus balas sellos u.s.a.
para mantener limpios de nuestras hambres
sus oscuros rumiaderos
Ellos
compañero
por eso voltearon tu boca viento mañanero
y callaron tu canto río lleno
y pudrieron tus piernas carrera verde
y aquietaron tu corazón torrente
escarbándote la vida
c o m p a ñ e r o
II
Aún no te había crecido
la ternura a la altura del dolor
y el amor era apenas una sucia mueca
del diario arrastrarse de la miseria regada
pero aun así
llegaron ellos
y te llenaron
la boca de silencio
y de sombra las pupilas
Aún biches eran tus manos
y tu espalda aún frágil
para levantar tanta impudicia
y cargar este sufrimiento acallado de nuestro pueblo
pero aún así
llegaron ellos
y te llenaron
la boca de silencio
y de sombra las pupilas
Aún tenias corta la mirada
y no te alcanzaron los ojos
para divisar lo escondido detrás de las balas:
el fulminante dorado que las hace estallar
a la menor insinuación de ruido en sus predios
pero aún así
llegaron ellos
y te llenaron
la boca de silencio
y de sombra las pupilas
Aún tus pasos
no eran pasos para recorrer
una larga distancia hacia la vida
ni tus pies conocían ya
cuánto silencio tenían que romper
pero aún así
llegaron ellos
y te llenaron
la boca de silencio
y de sombras las pupilas
Tu corazón,
era tan pequeño aún tu corazón
tenias aún tan niño el corazón
que no pudo albergar la vida
junto a ese frío tremendo
que te acuñaron
y ese frío no podía cohabitar con la vida
ni tampoco quiso salirse de tu costado
porque él no era más que
el remecero servicial
que te traía la eternidad
en el sombrío golpeteo de las balas.
JOAQUÍN PEÑA GUTIÉRREZ
Bogotá, mayo 13/73.
Tomados de LECTURAS DOMINICALES - EL TIEMPO
No hay comentarios:
Publicar un comentario